El Cuervo Animal de Poder siempre ha simbolizado la magia; se lo coloca al lado de magos y brujos. Nuestra imaginación, las imágenes que creamos en la pantalla de tu mente, están vivas, tienen espíritu o fuerza. Esa es la magia.
La ciencia ha descubierto la energía invisible que impregna toda la materia. La materia dura es espacio vacío en su mayor parte por donde circula la energía subatómica de la mecánica cuántica, como una energía adaptable a la voluntad humana. Esa es la magia y el cuervo es su mensajero. De ahí su color, un negro profundo y brillante como el vacío. El vacío es oscuridad, como el agujero negro del espacio, la antimateria, la energía de la fuente creadora o la nada, donde reside la conciencia que disuelve lo físico.
Todo esto explica porqué cada pensamiento tiene un poder que se materializa, pues la realidad no es lo que parece, todo es más sutil que la simple visión mecanicista del mundo de antaño. La materia es un movimiento vibratorio y vacío, no algo sólido. Así, nuestra percepción del mundo es un reflejo de nuestro estado de conciencia. No estamos separados del mundo, no hay un mundo objetivo ahí fuera. Nuestra conciencia crea el mundo que habitamos a cada momento. Eso lo afirma la física moderna.
Hay una unión inseparable entre el observador y lo observado. Porque hay una energía moldeable a las expectativas del observador que lo hace partícipe de la realidad observada. El mundo exterior es una proyección de nuestra mente, el exterior no se percibe de una forma objetiva, las identidades dependen enteramente unas de otras. Está en nosotros ver la materia como una partícula sólida ajena a nosotros o como una onda maleable a nuestras expectativas, con magia. Lo que creemos, creamos y esa es la magia.
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